"EL VIAJERO QUE REGRESA NUNCA ES LA MISMA PERSONA QUE ERA ANTES DE IRSE"

9 de mayo de 2018

Arquitectura de diseño y enología: Sommos


Cuando ya desde la carretera (Lleida-Huesca, muy cerca de Barbastro) nos llama tan poderosamente la atención el increíble edificio principal donde se ubican las Bodegas Sommos, difícil serían dos cosas: que nos resistiéramos a visitarlas y que nos defraudara dicha visita. Dicho y hecho, ni lo uno ni lo otro.


Fijaos si llama la atención que incluso nos pasamos de largo el acceso desde la carretera y tuvimos que retroceder pero ningún problema; todo valía la pena por visitar semejante edificio y descubrir los secretos que alberga en su interior. Y disfrutar de ellos, como no.
Recorremos el kilómetro aprox.que va desde la calzada hasta la plaza que se abre ante nosotros a modo de párking, a la derecha para los visitantes.


Lo primero que hacemos al bajar del coche es quedarnos absortos ante esa construcción, a base de cubos superpuestos y entrelazados, de un deslumbrante color plateado que nos recuerda enormemente al Guggenheim de Bilbao por sus osadas formas.
Reconocemos haber visitado algunas bodegas, tampoco muchas, pero todas ellas o muy artesanales o muy industrializadas. Ninguna presentaba materiales para su construcción como los de Sommos y muchísimo menos tan caprichoso diseño, obra del arquitecto Jesús Marino Pascual.


Cada rincón del complejo destila elegancia, mezclando el mundo de la enología con la arquitectura más futurista, desde la fuente central rodeada de barricas para tomar algo y disfrutar de una buena cata.....


.....hasta el módulo principal, situado justo por encima, el cual acoge la recepción, la enotienda, las salas de cata, el restaurante, etc... Precisamente la parte que vemos es exactamente la mitad de la construcción en sí misma, ya que de los 54 metros de altura totales, justo la mitad están soterrados para conseguir hasta un 70% de ahorro energético en un auténtico ejercicio de arquitectura bioclimática.


En su página WEB encontraremos todas las actividades que se pueden realizar en el complejo, además de la lógica visita a las bodegas. Vale la pena echarle un vistazo porque tenemos desde catas y maridajes hasta excursiones en segway a través de los viñedos, algunos experimentales, disfrutando de los paisajes del Somontano.


Finalizado nuestro fantástico tour y ya de vuelta al coche, a poco más de un kilómetro de las bodegas nos encontramos, a mano derecha dirección Lleida, una singular vivienda. Aun hoy dudamos de si estaba habitada o no pero su construcción no deja indiferente a nadie ya que toda su fachada se encuentra recubierta por lo que parecían cortes de tronco.


En el jardín nos daba la bienvenida (supusimos) un individuo con una especie de sombrilla encaramado a lo alto de un tótem, todo ello de madera.


Y colgados, repartidos aleatoriamente a lo largo de la valla metálica, una serie de pequeños tarros y botijos de cerámica los cuales, curiosamente, presentaban todos en su interior un espejo pegado. Desconocemos los motivos de toda esta parafernalia en una casa pero realmente vale la pena parar a pie de carretera y dedicar un rato a curiosear por sus alrededores.

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