¿Quien no se enteró, hace ya unos años, de la famosa "restauración" del Ecce Homo? Carne de memes y burlas varias en las redes sociales, se convirtió rápidamente en un fenómeno internacional, el cual colocó a la pequeña población de Borja en primera línea mediática.
Pero como sucede con todo, con el tiempo se ha ido apagando el bombo que la Sra.Cecilia Giménez provocó en su momento. Aun así, dicen que una media de casi 400 personas a la semana se acercan a ver la ya famosa pintura.
Obviamente, si vamos a Borja hay que acercarse a ver esta obra pero ello no puede privarnos de disfrutar de un entorno realmente bonito y un pueblo con unos monumentos más que destacables, aunque también con destacables matices.
Una vez aparcados justo al comienzo del casco histórico, lo primero que nos encontramos es la Colegiata de Santa María, una mezcla de estilos arquitectónicos debido a las diversas reformas a las que ha sido sometida ya desde el S.XIV.
Su interior, de estilo neoclásico, está presidido por el retablo del altar mayor, obra de los hermanos de Messa, el cual presenta ante él un frontal estucado realmente colorido y digno de admiración.
La sillería del coro, del S.XV, nos recordó en gran manera a la de la Iglesia de San Pedro de Teruel. Consta de 51 asientos aunque en la antigüedad es muy probable que presentará algunos más.
El inmenso órgano en madera de pino sigue conservando aun la estructura principal que se le dio, allá por 1569, guardando incluso dos reproducciones completas en su parte superior de los apóstoles Pablo y Pedro.
Adosado a la Colegiata, encontramos el Museo de ésta, nutrido de muchas obras de arte que anteriormente habían estado en la iglesia y también por alguna donación de particulares. Lo que parecía una visita más (¡gratis!) se convirtió en el espacio, para nosotros, más interesante de todo Borja.
Distribuido en tres plantas, podemos contemplar desde inmensos libros evangélicos y corales.....
.....hasta una especie de organizador de misas semanal, realizado todo él en madera y con insertos en piel; una auténtica obra de arte.
Ya en la segunda planta podemos contemplar una gran colección de cuadros barrocos.....
.....y la reproducción de un Ecce Homo, como debe ser realmente dicha figura y no el fresco que por la tarde visitamos y.......bueno, luego os lo contamos.
Llegamos a la tercera y contemplamos una colección de objetos religiosos tales como una pila bautismal, cruces, cálices, etc... y una gran reproducción de San Miguel arcángel en lucha contra los demonios.
Ya de vuelta a la calle, nos dirigimos a la Casa de Aguilar, construida en el S.XVI y restaurada en 1999, alberga en la actualidad el Centro de Estudios Borjanos. Una estrecha fachada de ladrillo visto con un balcón de forja y un destacable alero son los elementos más significativos de este edificio, el cual, al ser domingo estaba cerrado.
Seguimos paseando por Borja y pasamos por delante de una fachada, mezcla entre curiosa y un poco macabra también, no os vamos a mentir. Dos figuras grabadas (o lo parece) en la propia pared. Mejor las veis y juzgáis.
Nos acercamos hasta el Museo Baltasar González. A pesar de ser un domingo mañana, nos lo encontramos cerrado; sin ni tan siquiera un letrero en la puerta con el horario. Nada en absoluto. Lo bordeamos y pudimos apreciar que se encontraba en bastante mal estado y poco cuidado.
Antes de mediodía llegamos también al Museo de Santa Clara. Nueva decepción ya que a pesar de estar dentro del horario que rezaba el cartel, éste se encontraba cerrado. ¡Increíble!
Ya con prisas porque eran casi las 2 del mediodía nos plantamos a las puertas de un tercer museo, el Arqueológico y ese sí........ese sí que estaba cerrado porque ya pasaba de la hora y solo abren por las mañanas. Tres de tres. Resignación aunque fueran visitas secundarias.
De regreso al coche para ir ya a comer pasamos por delante de un llamativo edificio, que al tener parte de la fachada revestida con conchas, pensamos que era el Palacio de los Vera, también llamado Casa de las Conchas. Pero nada más lejos de la realidad. La original es un palacio, el cual fue cedido por sus últimos y aristócratas propietarios para albergar el Hospital de Peregrinos. De ahí el sobrenombre de las conchas, distintivo propio de éstos y que decoran la puerta principal.
En el fondo, no ver el palacio no fue ningún desastre ya que se está restaurando y no se puede visitar.
Saliendo con el coche pasamos por la Puerta de Zaragoza o Arco de la Carrera, una de las dos antiguas puertas que daban acceso al pueblo durante el medievo. Su emplazamiento original no era ni mucho menos el actual si no que se podía encontrar en el espacio que hoy ocupa el Claustro de la Colegiata.
La hora de comer la dedicamos a recorrer los 5 kms.aprox.que separan Borja del Santuario de la Misericordia, que es donde se guarda el famoso Ecce Homo. Justo al lado del edificio encontramos una zona arbolada con mesas de piedra, perfecta para comer disfrutando del sol y con una cafetería al lado para rematar.
Si os sobra un ratito, que seguro que sí, por encima de dicha zona de picnic podemos tomar el camino del Calvario, que nos llevará hasta la ermita del mismo nombre y un semi-bosque donde también se puede comer en mesas construidas alrededor de la ermita.
De vuelta al punto de origen, entramos en el Santuario (2€) y, a mano derecha, accedemos a la pequeña iglesia y justo enfrente se nos presenta nuestro protagonista: el Ecce Homo. O más bien su memorable "restauración" ya que el fresco en sí mismo, sin ser entendidos en pintura, no creemos que tuviese un extraordinario valor ya que es relativamente moderno, concretamente de 1930.
Os dejamos una foto donde se aprecia como estaba la pintura antes del incidente y como debería haber quedado con una restauración profesional. Entre éstas y la foto de portada.....bueno, ¿hace falta decir nada más? Creemos que no.
El mismo edificio debió servir como abadía ya que se puede contemplar una cocina y diversas habitaciones en la parte superior, cada una con el nombre de un/a santo/a. Pero lo que criticamos y mucho es la dejadez que presentaba un lugar como éste, totalmente desangelado, sin ningún mimo en su cuidado ni nada que tan solo se le acerque.
Es más, consideramos que debería ser un espacio para visitar en grupo y con guía, el cual fuese explicando un poco la historia del lugar, quien lo habitó, etc... Pero todo lo contrario; pudimos vagar a nuestras anchas por todo el edificio sin nadie que nos controlase aunque obviamente sin nadie tampoco que nos contara nada sobre él. Una pena y esperamos que ese punto se pueda mejorar.
Os dejamos nuestra recomendación para la playlist. ¡Hasta la próxima!
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