"EL VIAJERO QUE REGRESA NUNCA ES LA MISMA PERSONA QUE ERA ANTES DE IRSE"

10 de septiembre de 2019

Masia Freixa, destellos gaudinianos


Que a los que nos gusta la arquitectura, haya aun actualmente edificios que nos dejen con la boca abierta es cuanto menos sorprendente. Pero la Masia Freixa lo ha conseguido; y además con creces.
Situada prácticamente en el centro de Terrassa (Barcelona), dentro del Parc de Sant Jordi, este edificio de obvio estilo modernista (y organicista, según su creador) fue construido sobre 1896 por el arquitecto Lluís Muncunill, de gran renombre en la ciudad.


Lo que no nos esperábamos es que la guía explicase que, inicialmente, se construyó a petición de los hermanos Freixa como fábrica textil, como muchas otras de Terrassa y lógicamente sin ningún lujo ni mucho menos su aspecto actual. Su ubicación, alejada del agua para alimentar las máquinas textiles a vapor, obligaron a los empresarios a cerrarla a los pocos años y reubicarse en el tejido industrial de la que ya empezaba a ser una gran urbe.


Años después, a principios de 1900, uno de los hermanos, Josep, encargó a Muncunill la transformación de la antigua fábrica en su residencia. En una primera fase lo que hizo el arquitecto fue recubrir a modo de "piel" las paredes del edificio, dejando la vieja cubierta y sin ningún otro añadido, aunque sus ideas ya se empezaban a notar, como los arcos que describen las ventanas (nos remiten sin duda a Gaudí), la puerta principal y, como no, la del servicio justo al lado.



Fue años después que se hicieron varias ampliaciones, como el porche de la entrada y especialmente otras dos: la torre que se aprecia en el centro de la construcción, donde se trasladaron la cocina y las habitaciones del servicio y el minarete octogonal que sobresale en uno de los laterales.


Antes de la construcción de la citada torre ya se había revestido la cubierta como la podemos disfrutar actualmente, con grandes bóvedas de mortero pero en las que Muncunill introdujo un pequeño plus: en la mezcla se incluía también infinidad de pequeños cristales incoloros, lo cual crea un efecto óptico como si el techo brillase a poco que le den los rayos de sol.


Hoy por hoy poco se puede ver en el interior de la Masia Freixa ya que después de ser durante muchos años la escuela de Música, en la actualidad el consistorio ha ubicado en ella diversas oficinas como el Síndic de Greuges (el Defensor del Pueblo) o lo más cercano a nuestros intereses, la Oficina de Turismo.
Desde allí mismo parte la visita guiada cada día de la semana únicamente a las 12 del mediodía, no siendo necesario reservar previamente ni abonar ninguna entrada.
La guía nos comentó que está previsto en los próximos meses que todo el mobiliario de la familia, que se trasladó a Barcelona cuando dejaron Terrassa, vuelva a ocupar el lugar que le pertenece, con el esplendor de aquellos años y en un entorno inigualable. ¡¡Anotado queda para una nueva visita!!

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