"EL VIAJERO QUE REGRESA NUNCA ES LA MISMA PERSONA QUE ERA ANTES DE IRSE"

21 de febrero de 2018

Valdepeñas, ciudad del vino

España destaca por muchos motivos y virtudes, de ello no cabe la menor duda, siendo una de ellas la gastronomía y dentro de ésta llama la atención la cantidad y calidad de vinos que aquí se producen, muchísimos de ellos bajo su correspondiente D.O.
Difícil sería destacar una zona por encima de otra, sea La Rioja o el Penedés, aunque esta vez nuestros pasos nos llevaron hasta una población que vive casi exclusivamente por y para el vino.
Estamos hablando de Valdepeñas, en Ciudad Real (Cast.La Mancha), enclavada en un meandro del Jabalón.
La vid y el olivo son los cultivos fundamentales de esta zona, disfrutando los vinos de D.O.propia. La ciudad es, además, sede del Consejo del Queso Manchego.


La relación de esta ciudad con los caldos se podría remontar a los S.VII y II a.C.ya que en las excavaciones del cercano Cerro de las Cabezas, un poblado ibérico, se encontraron vestigios del cultivo de viñas.
Del periodo islámico podemos encontrar aun parte de la muralla de una fortaleza formando parte de los muros de la Iglesia de la Asunción. Dicha civilización fue expulsada de la ciudad en el S.XVI.
Pasado ese periodo, fue justamente alrededor de dicha iglesia donde se empezó a formar y construir la "moderna" Valdepeñas por orden de la reina Berenguela de Castilla, apareciendo ya su nombre en archivos allá por 1243. A los nuevos pobladores de la ciudad se les exigía para conseguir la ciudadanía el seguir con el cuidado y expansión de los viñedos.


Pero volvamos ya a nuestros días porque Valdepeñas tiene mucho y muy bonito que ofrecernos. En la misma Plaza Mayor, o Plaza de España, donde se levanta la iglesia y bordeada toda por edificios blancos y azules con soportales, justo en el centro encontramos una magnífica fuente, adornada por unos arbustos recortados de forma muy original.


No muy lejos de allí podemos contemplar la Casa Consistorial, principal edificio del Ayuntamiento, situado en el centro neurálgico de la ciudad.


No muy lejos de allí, en la rambla más comercial y llena de locales de ocio de Valdepeñas, podemos contemplar la imponente escultura que se erigió en homenaje, como no estando donde estamos, al hidalgo Don Quijote de la Mancha montando a su fiel Rocinante.


El día siguiente lo dedicamos a dar una vuelta en coche por los alrededores de la ciudad, recorriendo la larguísima Avenida del Vino, también llamada Paseo de las Tinajas por motivos obvios, ya que gran cantidad de estos recipientes de enormes dimensiones, se sitúan a ambos lados de la calle a modo de decoración. Es una visión realmente espectacular.


Desde allí nos acercamos al Museo-Molino de Gregorio Prieto, pintor de la Generación del 27 y nacido en la localidad, el cual dedicó la mayoría de sus obras a la molinería, siendo además uno de sus más acérrimos defensores y conservadores. Este en concreto dicen es el molino de viento más grande del mundo y albergó la mayor parte de su obra. En la actualidad se destina a la sede de la "Asociación Jóvenes Amigos del Vino".


Otro edificio que no podemos dejar de visitar en nuestro recorrido vinícola y relacionado con el anterior, es el Museo-Fundación Gregorio Prieto. Aunque éste fue constituido realmente en 1968 en Argamasilla de Alba, al cabo de los años se adquirió una antigua casona para ubicar toda la obra del pintor, siendo inaugurada en 1990.


Para cerrar nuestro periplo por Valdepeñas nos recomendaron visitar el convento de los Trinitarios.y especialmente las pinturas murales de estilo barroco que guarda una de sus capillas, prácticamente únicas en toda la comunidad manchega. Desgraciadamente no pudimos visitar su interior pero os dejamos igualmente algunas fotos de internet. ¡Nos vemos pronto!

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