Si algo debemos tener claro, cosa que aun hoy en día no es muy habitual, es que la naturaleza siempre será más poderosa que cualquier elemento artificial y por supuesto, que la mano del hombre.
Ello se hace más patente en enclaves tan singulares como las Ribes Blaves, situadas a la entrada de una urbanización del mismo nombre en Olesa de Montserrat.
Justo al lado de un tramo de la B-120, entre Olesa y Viladecavalls, encontramos esta impresionante falla, la misma que podemos seguir viendo en Roques Blaves de Esparreguera, de composición pizarrosa y dotada de una tonalidad gris azulada debido a las altas temperaturas y presiones sufridas durante su proceso de formación.
Dicho proceso se produjo hace unos 30 millones de años por un movimiento tectónico que provocó la rotura de la montaña en esa parte y ello puso en contacto los materiales acumulados del Paleozoico con los posteriores del Cenozoico.
Es un punto de especial interés geológico, incluso a nivel internacional, ya que explica parte del relieve de nuestro país y no es de extrañar el encontrarse con grupos de geólogos y estudiantes rondando por la zona.
Desgraciadamente, y recuperando nuestro comentario del principio, el (in)humano tiende a respetar poco la naturaleza y esta zona no escapó a ello ya que fue un vertedero incontrolado hasta los 90 del que aun se puede ver algún resto.
Si a ello le añadimos que se tuvo que construir la carretera de acceso a la urbanización justo encima, pues solo era cuestión de tiempo que el paulatino deterioro se apoderase de la zona, el cual aun hoy sigue desgraciadamente su proceso.
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