"EL VIAJERO QUE REGRESA NUNCA ES LA MISMA PERSONA QUE ERA ANTES DE IRSE"

29 de agosto de 2018

Fin de semana en Logroño (2ª parte)

Segunda parte de nuestra escapada. Al día siguiente, después de desayunar en nuestra casa de alquiler, volvimos a aparcar el coche en la misma explanada que os contamos días atrás pero esta vez nos dirigimos a las calles que quedan por encima de c/Portales, bajando por ella a mano derecha para ver el precioso Teatro Bretón, con una programación siempre de primera línea y ubicado en un edificio realmente espectacular en pleno paseo.


De allí nos acercamos a visitar el famoso Parque del Espolón, realmente muy cuidado y en el centro del cual pudimos contemplar la estatua ecuestre de bronce, de más de 11 toneladas, erigida en honor del famoso General Espartero.
Recordad lo que se dice de su caballo, cuando alguien los tiene más...........que el caballo de Espartero. Pues ahí se puede comprobar :) Nosotros solo dejamos el dato.....


Siempre cerca de esa misma zona y ya por la tarde con calma, fuimos a visitar el conocido como Puente de Hierro, o puente de Sagasta, ya que el otro puente de Logroño es de piedra. Tiene unos 330 m.de longitud y una altura de unos 14 metros, suficiente para evitar que se inunde con alguna crecida del Ebro. Dos pasos peatonales se abren a ambos lados, protegidos por una barandilla forjada de profusa decoración.


Y para terminar el día, y como dice el graffiti, si el Camino de Santiago se hace por e-tapas, estando en Logroño no hay otro lugar donde ir de tapas que la famosísima c/Laurel, llena a rebosar de pequeños locales donde pudimos degustar las tapas más auténticas y originales en mucho tiempo, acompañadas, como es de recibo, de un buen vino de La Rioja.


Ya al día siguiente y último de nuestra estancia, correspondía desayunar en otro local emblemático de la ciudad: el Café Moderno. Aunque últimamente ha perdido parte de su bien ganada fama, entrar en ese local te hace regresar al pasado en cuestión de segundos, con mesas de mármol sobre peanas de forja, un montón de fotografías antiguas en las paredes y una antiquísima cafetera decorando en un pedestal. Si pasáis por allí no os olvidéis de firmar en su libro de visitas.


Con el estómago lleno emprendemos la marcha sin prisa ninguna para disfrutar de un tranquilo paseo por el Parque del Ebro, una gran zona verde que cuando se habilitó, se convirtió en el auténtico pulmón verde de la ciudad.
De allí mismo sale el otro puente que hablábamos antes, el Puente de Piedra, que cruza el Ebro y nos deja en la zona más moderna de Logroño. Una ciudad realmente recomendable.

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