Nunca nos cansaremos de destacar lo sorprendente, a la vez que caprichosa, que puede llegar a ser la naturaleza. Y en esta última escapada quedó patente una vez más.
A pocos kilómetros de Barcelona, en el Papiol, podemos visitar este singular paraje llamado, ningún nombre más adecuado, Les escletxes (las rendijas, grietas.....).
Si vamos por la autovía A-2 tomaremos la salida de Rubí y seguimos siempre en dirección a dicha ciudad hasta encontrar el desvío del Papiol.
Llegados allí hay que cruzar todo el pueblo hasta la c/Carme y al final de ésta encontraremos un descampado con un cartel que hace mención a lo que buscamos.
A pesar de ser un enclave protegido, de las varias "escletxes" que hay sólo son accesibles, y eso es mucho decir, tres. Hay una cuarta que en teoría también lo era pero, o bien no la supimos encontrar o era la que dedujimos y la maleza se ha apoderado de ella hasta imposibilitar su acceso.
Tomando un pequeño sendero que nace en el descampado, en pocos minutos llegamos a la primera de ellas, la más ancha y transitable, llamada la Rambla. En sus paredes se practica escalada. Una lastima que en la roca se pinten las vías que ha hecho cada escalador, además de ser bien visibles las anillas aun ancladas.
Con paredes de entre 6 y 10 metros a cada lado y una anchura no superior al metro, la sensación cuando se va profundizando en la grieta hay que vivirla ya que explicarlo se hace harto complicado.
Mirar hacia arriba y ver solamente una rendija con el azul del cielo es.....la palabra sería claustrofóbico, pero eso ya depende de cada uno.
Desandamos nuestros pasos y casi desde el punto de partida, a la izquierda de la primera, encontramos la segunda rendija. Es algo difícil de encontrar entre los arbustos pero fácil de distinguir ya que su entrada está bloqueada por una roca que debió caer y se quedó encastada ahí, casi cortando el paso. Recomendable, aunque cueste algo más, pasarla por encima ya que el espacio por debajo es bastante más reducido.
Aparte de ser realmente estrecha, a pocos metros de entrar, nos la encontramos repleta de moscas e insectos diversos. Quizás había algún animal en descomposición en el interior y eso era lo que las atraía. Penetramos un poco más hasta que la estrechez nos lo permitió. ¡¡Y los bichos!!
Localizar la tercera grieta, si te lo indican, es sencillo.....si sabes qué buscar. Esta nos quedará dejando atrás las dos primeras y tomando un casi oculto sendero en dirección a la torre eléctrica. Una vez por esa zona, buscar una gran roca con una especie de enorme rasguño en su parte delantera. Justo a su izquierda tenemos la entrada a la grieta.
De nuevo, festival de moscas y moscones a los pocos metros de entrar. Para nosotros es la más espectacular de las tres por su complicado paso, realmente angosto en muchos puntos, lo que daría pie a dar la vuelta. Pero como somos así, nos fuimos metiendo y metiendo hacia el interior, con casi diez metros de roca sobre nuestras cabezas y una anchura de un par de palmos. Lo normal, vamos.....
Hacia la mitad del recorrido, éste hace una curiosa ese, donde parece que el paso no va más allá pero al llegar vemos que la cosa sigue y sigue.....y sigue.
En esta especialmente hay que tener cuidado ya que hay mucha humedad en el suelo y está bastante resbaladizo. Queremos aventuras, no accidentes.
Para acceder a la cuarta, o lo que nosotros creemos que lo es, volvemos de nuevo a la c/Carme y como si nos fuésemos ya, en la primera curva que hace la calle, a mano derecha, intuimos lo que parecía la entrada pero los árboles y la maleza la habían taponado de tal forma que era totalmente imposible la entrada. Una lástima ya que si realmente era la que creíamos, en su interior se puede contemplar un árbol que se ha abierto camino en tan especial ambiente.
Como decíamos al principio, hay varias grietas más pero como las personas somos así de borregos están llenas de basura o directamente han quedado inaccesibles.
Si alguna institución dedicara unos mínimos a acondicionar y mantener este lugar, con un poco de control sería una fuente de visitas para el pueblo. Una lástima aunque lo que vimos, valió la pena.
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