"EL VIAJERO QUE REGRESA NUNCA ES LA MISMA PERSONA QUE ERA ANTES DE IRSE"

2 de noviembre de 2017

El peculiar y desconocido Castillo de Peracense


Nueva escapada ya post-vacacional, esta vez a un enclave realmente curioso cuanto menos por su ubicación. Hablamos del castillo de Peracense, cerca de Teruel y a hora y media de Zaragoza aprox.
Para acceder hasta él tendremos que tomar la autovía A-23 hasta la salida de Villafranca del Campo. Al llegar a dicha localidad, dirigirnos hacia Calamocha y de ahí....a la nada. O al menos eso nos pareció a nosotros el paisaje casi desértico hasta que finalmente llegamos al pueblo que da nombre al castillo. O sea, cuando tengáis la sensación que os habéis perdido será justamente cuando iréis en la dirección correcta (tampoco os confiéis en exceso a ver si aparecéis en Valladolid ¿ok?)


Lo primero que nos llamará la atención, y mucho, incluso antes de llegar a nuestro destino es la caprichosa forma que presentan las rocas del valle. Son formaciones de rodeno, lo que les confiere tanto su color rojizo como sus composiciones amontonadas.
En buena parte, el topónimo de Peracense se considera viene del citado tipo de rocas, desde sus más antiguas denominaciones pietra solez, piedraselz, perasenz hasta la actual peracense.


Para situarnos un poco en la historia, os diremos que en este punto se encontraron antiguas cerámicas de la Edad de Bronce, señal que estuvo ocupado en esa época. Se sabe también que, muchos años después, ya en los siglos X y XI, el lugar se volvió a habitar hasta llegar a la Edad Media en que, por su privilegiada posición tanto orográfica como geográfica, cobró especial relevancia como límite entre los reinos de Castilla y Aragón.
Pero no fue hasta la Primera Guerra Carlista (1830-1833) que, ya como castillo-cárcel, volvió a ser ocupado.
La especial configuración del castillo, enclavado literalmente dentro del macizo rocoso, llama poderosamente la atención del visitante. Una vez pagada la entrada de 3,5€ accedemos al antiguo patio de armas donde se aprecia perfectamente dicha construcción.
Lo podemos dividir en tres recintos: el exterior, con su muralla salpicada de rectas almenas y varias torres de defensa.....


.....el recinto medio, con su muralla completamente adaptada a la roca en irregulares formas. En dicha zona se destinaron las estancias para la tropa, hoy aprovechadas para museo y sala multiusos.


Aquí encontramos lo que vendría a ser el patio de armas del castillo, el cual, desde 2014 acoge una exposición de armas de asalto y defensa de grandes dimensiones como catapultas, arietes, etc...realmente curiosas.


El tercer recinto se sitúa en la parte superior de un gran macizo de roca, el cual confiere una silueta poco habitual para una construcción de esta índole y alberga las estancias, realmente pocas, más nobles de los señores. Eso fue algo que nos llamó mucho la atención; es un espacio bastante grande y en cambio, habrá no más de cinco salas que se podrían considerar "vivienda".


Algunas de ellas estaban distribuidas de forma tan aleatoria que, por ejemplo, encontramos lo que se supone era el polvorín situado justo al lado de la cocina, con su horno de piedra para cocer pan incluido. Justo en este pequeño "distribuidor", salpicado de rocas aquí y allá, podemos encontrar una pequeña poza de agua que precede a un aljibe de mayores dimensiones y capacidad justo en el nivel superior a donde nos encontrábamos.


Cuando antes hacíamos referencia a la mínima existencia de salas para uso personal de los señores del castillo nos referíamos exactamente a lo que se aprecia en las imágenes: el par de entradas ya citadas y una tercera más elevada y cubierta por un arco ligeramente apuntado que da acceso a lo que se considera la Sala Mayor, la cual solo tiene una pequeña habitación en su lado izquierdo. Ahí termina todo. Ni lujosos salones, ni habitaciones recargadas.....nada de nada. Es como si todo el recinto se hubiese destinado siempre y exclusivamente a fortaleza de defensa y nunca se le hubiese dado el uso de lo que entenderíamos como castillo. Ni la más mera reminiscencia.


No fue hasta 1987 cuando se inicia su restauración por parte de la Diputación de Aragón al tiempo que se llevaban a cabo las excavaciones arqueológicas que dieron fe con sus hallazgos, de la historia de este enclave de la provincia de Teruel.

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