"EL VIAJERO QUE REGRESA NUNCA ES LA MISMA PERSONA QUE ERA ANTES DE IRSE"

19 de octubre de 2017

L'Arboç, el pueblo de las casas bonitas


Hasta que no se visita L'Arboç no se entiende realmente lo de "las casas bonitas" y es que ciertamente se hace extraña o cuanto menos exagerada tal denominación para un pueblo de 5.500 hab.aprox. Pero basta con darse un tranquilo paseo por éste para darse cuenta que realmente está lleno de construcciones realmente bellas y dignas de ser admiradas y destacadas.


Llegamos a media mañana por la N-340, ya sea desde la parte de Tarragona o de la de Barcelona como fue nuestro caso y aparcamos justo al principio de la población, enfrente de la iglesia, para desde allí ir recorriendo cada calle y calleja en busca de fachadas, balcones y miradores, básicamente de estilo modernista que otorgan tan llamativo renombre.


Ya en el año 991 se tiene constancia de la población de L'Arboç en documentos que hablan de la iglesia de Sant Julià y es en el 1064 cuando ya aparece el topónimo Arbucio (Arboç en latín).


Lástima no poder visitar dicha construcción al encontrarse cerrada a esas horas pero justo al lado de uno de sus muros encontramos el primer edificio que nos llama la atención, Cal Marquet, que resulta ser la parte trasera de una farmacia. 


Desde su inicio fue un pueblo con grandes privilegios por su condición de villa real, es decir, que no estaba sometida a ningún señor feudal. Ello conllevó por ejemplo el poder organizar ya desde el año 1200 un mercado semanal, entre otras valiosas concesiones.


Siguiendo nuestro recorrido por la derecha de la iglesia, accedemos a la c/Major en la cual se concentran gran parte de los edificios más destacados, entre ellos el Museo de encaje de bolillos o antiguos negocios como una pastelería ubicada en Cal Freixes o el edificio Les Amèriques, como era de esperar, con una reproducción a escala de Colón realizada en caoba en su cubierta.


Llegamos hasta la Rambla, al final de la cual encontramos una construcción imponente y señorial como es el Palacio Gener Batet (1873-1889), el cual da nombre a la propia calle en la que se ubica esquina con calle Panxita, un nombre nada casual ya que era la esposa del Sr.Gener, un emigrante convertido a empresario del tabaco que consiguió amasar una gran fortuna en Cuba.
Es un edificio de una estampa abrumadora, con sus tres torres, la cúpula central de ellas decorada con vivos colores, y los dos cuerpos menores que las unen entre sí. Su última utilidad era la de colegio-residencia, como rezan unas enormes letras en su fachada principal.
Como curiosidad, deciros que actualmente los puros "La Escepción" (con s) de la marca José Gener son los más caros del mundo, llegando a costar unos 500€ la unidad.


Emprendiendo ya el retorno hacia nuestro punto de partida aun nos aguarda, y nunca mejor dicho, un edificio más que destacable y que llama la atención sólo girar una suave esquina tanto por el rosáceo de sus muros como por la cubierta cónica que corona una pequeña torre a modo de mirador.
Estamos hablando de la Torre Bellesguard, o también Cal Pons, una construcción de estilo neogótico que data del año 1898.


Una más que interesante escapada para deleitarse con caprichos arquitectónicos muy poco usuales y que llaman la atención tanto por ese motivo como por su belleza.

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