"EL VIAJERO QUE REGRESA NUNCA ES LA MISMA PERSONA QUE ERA ANTES DE IRSE"

29 de julio de 2017

Descubriendo Solsona, belleza de interior


Hacía tiempo que queríamos acercarnos hasta Solsona. Mucha gente nos había hablado muy bien de dicha ciudad, con un casco antiguo plagado de magníficos edificios y coquetas plazas escondidas entre estrechas calles.
Pero como sucede casi siempre, de que te lo cuenten a vivirlo en primera persona hay una gran diferencia. Y efectivamente, la capital del Solsonés es mucho más bonita de lo que esperábamos.


En su tiempo mansiones señoriales como la Casa Aguilar se concentran en la plaza Mayor, punto donde se realizan los actos y fiestas más destacados de la ciudad.


Calle abajo nos encontramos en una bonita plazoleta el Palacio Episcopal, construido en el S.XVIII sobre un antiguo monasterio de la época. De estilo neoclásico catalán, actualmente es la residencia del Obispo de Solsona, el Archivo y justo al lado el Museo de la Diócesis.


Siguiendo un tranquilo paseo, en la calle siguiente nos encontramos de frente la Catedral, del S.XVII y estilo gótico, la cual destaca por tener dos entradas, siendo la lateral usada hasta el año 1070 aprox.para pasar desde entonces a la actual dedicada a San Agustín.


El altar principal de la catedral está dedicado a la Asunción de María, rodeado por imágenes de apóstoles. Asímismo, en uno de los laterales encontramos la capilla del Claustro, cuya figura principal es una talla de finales del S.XII.


De nuevo en el exterior, subimos por la c/Castillo, en la mitad de la cual aprox.encontramos la Torre de las Horas, anterior al 1500, la cual en sus inicios presentaba dos campanas: una para avisar a somatén u horas en las que se reunía el Consejo de la ciudad y la otra simplemente como reloj.
En la actualidad sólo se usa para este segundo fin, salvo durante el famoso Carnaval, en que, como anuncia la placa, se cuelga un asno de cartón. Desconocemos si en la antigüedad se colgaban dichos animales vivos y de ahí derivó el sobrenombre de "mata-asnos" a los habitantes de Solsona.


Se acercaba la hora de comer y callejeando sin parar llegamos a la que, para nosotros, es la plaza más tranquila y bonita de toda la ciudad: la Plaza de Sant Joan. Rodeada de árboles perfectamente podados que en pleno verano ofrecían una sombra envidiable, en esta emblemática plaza encontramos la antigua fuente principal de Solsona, fechada en el S.XV.
Como fuera también que antiguamente, en ese enclave se llevaban a cabo las ejecuciones de condenados a la pena capital, en el S.XVIII se erigió un pequeño templete sobre dicha fuente, con una representación de S.Juan Bautista, el cual dicen murió decapitado.
En uno de los laterales podemos leer un poema de José Mª de Sagarra titulado "Record de Solsona" (Recuerdo de Solsona), ya que dicho poeta residió temporalmente en la citada plaza.


Otros puntos de interés de Solsona son, por ejemplo, el hotel Sant Roc, un edificio de estilo marcadamente modernista remodelado no hace muchos años.
No podemos dejar de comentar los restos dispersos de la antigua muralla del S.XI y la posterior del S.XIV, con edificios actuales integrados en la misma.
Y por supuesto, los antiguos portales que daban acceso a la antigua ciudad (ver foto portada), de los cuales vimos tres: de Llobera, del Castillo y del Puente. Se habla también de un cuarto, el de Torà, pero no acertamos a encontrarlo, si es que aun existe.


Una visita absolutamente recomendable acercarse al menos por la parte del casco antiguo de Solsona. Un domingo cualquiera podréis pasear tranquilamente y contemplar todo lo que esta ciudad nos ofrece, que no es poco.

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