"EL VIAJERO QUE REGRESA NUNCA ES LA MISMA PERSONA QUE ERA ANTES DE IRSE"

16 de noviembre de 2016

Costa Brava, balcón del Mediterraneo


En nuestra extensa e intensa visita por la Costa Brava nos alojamos en una casa en Cadaqués a través del portal Airbnb. Como todo en todas partes, habrá de bueno y no tan bueno pero en nuestro caso fue un auténtico lujo contar con unos anfitriones tan solícitos como Marylin y Josep.
La primera tarde que tuvimos libre nos acercamos a visitar la preciosa población de Empuriabrava, la pequeña Venecia catalana, con sus famosos canales navegables. Si uno lo desea, se pueden alquilar pequeñas embarcaciones para recorrerlos a nuestras anchas, que es como se disfrutan realmente.


Después de un paseo hasta el puerto náutico, vuelta al coche y a buscar de nuevo la autovía de Roses hasta la salida de L'Escala-Sant Pere Pescador, la cual nos indicará también el cercano acceso al Parque Natural dels Aiguamolls de l'Empordà.


Se trata de una inmensa reserva de flora y fauna, con varios recorridos distintos señalizados perfectamente, durante los cuales nos iremos encontrando con atalayas y miradores para sentarnos a observar las aves con calma, muuucha calma.


Se nos hizo prácticamente de noche mientras caminábamos de retorno al párking. Autovía de nuevo y de ésta a encarar la revirada carretera que nos llevaría a "nuestra casa" durante esos días. Tocaba reponer fuerzas y descansar de la larga caminata.
La mañana siguiente la dedicamos a callejear por el propio Cadaqués. Es un pueblo realmente precioso, con sus calas a pie de casas, sus calles empedradas desde tiempos inmemoriales y unas cuestas que se las traen.


Precisamente estas cuestas son las que tuvimos que salvar para llegar hasta la iglesia de Santa María, de estilo gótico a pesar de estar construida en el S.XVIII y con un magnífico retablo casi rococó por lo abigarrado de su decoración, en su interior.


De regreso y menos mal que de bajada, pasamos justo por delante de una de las calles más conocidas de Cadaqués: la calle Call, tan estrecha que por poco no tocamos ambos lados con los brazos abiertos y con su pavimento hecho a mano a base de piedras de la orilla del mar.


Después de comer, sin prisa ya que nos quedaba relativamente cerca, de nuevo a la carretera en dirección al Cabo de Creus, es decir, el extremo más al este de nuestro país. Si habéis estado en Gata y en Finisterre ya habréis completado el virtual triángulo que representan.
Abstenerse los que sufran de vértigo ya que la carretera es realmente estrecha y casi sin protecciones pero el llegar a la cima, con su faro que nos da la bienvenida, compensa todo el esfuerzo.


Ya que vais, os recomendamos aprovechar las últimas horas de la tarde para ver ponerse el sol desde lo más alto. Es una imagen de una magnífica belleza.


El último de los cuatro días, al dejar ya la casa y para no recorrer dos veces la sinuosa carretera, lo dedicamos a visitar algunos pueblos que nos encontramos en las salidas de la propia autovía, desviándonos tan solo unos pocos kilómetros.
Uno de ellos fue L'Escala, con una pequeña playa y varias calas a las que se puede acceder a pie desde los propios edificios. Desde luego,vivir ahí no sería mala idea en absoluto.



Muy cerca de allí, casi sin salir de la población, podemos visitar las ruinas de Empuries o Ampuria, una ciudad habitada primero por griegos y posteriormente por romanos y que era uno de los puertos más importantes por aquellos tiempos.
Podemos aparcar perfectamente en una pineda que hay justo al lado de la entrada, el pago de la cual incluye una audioguía que nos irá explicando los puntos más importantes de la excavación.


Se empieza por las ruinas de la ciudad griega.....


.....con espectaculares mosaicos al aire libre, realizados con minúsculas piedras prácticamente todas del mismo tamaño. Estos se cubren en invierno con lonas para protegerlos en la medida de lo posible de la intemperie.


Al dejar atrás los restos de Grecia, accedemos al Museo de Arqueología de Catalunya, en su sede de Empuries. En él podremos disfrutar de multitud de objetos hallados durante las excavaciones. Algunas piezas realmente imponentes, en especial el mosaico de su interior.


Salimos de nuevo al exterior y ascendemos hacia la parte más alta de las ruinas, donde se asentó la parte romana, aun en convivencia con los griegos y sin llegar a someterlos.


En algunas construcciones, que debieron ser viviendas de las personas más importantes de la ciudad, volvemos a encontrarnos con magníficos y enormes mosaicos que aun hoy en día, imponen auténtica prestancia al lugar. Si nos lo imaginamos rodeado con sus paredes y cubiertas, tendremos una ligera idea del lujo que se ostentaba.


El "forum" de la ciudad.....


.....y el paso que da acceso a ella atravesando la muralla que la protegía del exteior. En la piedra de su base aun se puede apreciar el desgaste causado por las roderas de los carros que entraban y salían.

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