Esta vez nos adentramos en una curiosa depresión en plenas montañas de Prades (Tarragona) para llegar a la zona de las Gorgs (pozas) de la Febró, un pueblo de unos 40 hab.censados, el tercero menos habitado de Catalunya y bañado por el río que da nombre a nuestra ruta, afluente del Siurana.
Hay varios pueblos abandonados en la zona como la Mussara o Gallicant, a diferencia de la fertil Febró.
La caminata ida y vuelta no llega a los 6 kms.desde la explanada donde podemos aparcar hasta la parte más baja de las pozas. Muy resumido pero básicamente debemos tener presente que a la ida es todo bajada y obviamente a la inversa.
En verano también podemos llevarnos bañador y escarpines para darnos un baño pero mejor que lleguéis pronto porque si os descuidáis os lo encontraréis lleno de gente.

Viniendo por la carretera T-704, a mano derecha desde la parte de Prades, tendremos que estar alerta para no pasarnos la bajada hacia el aparcamiento y además, tener MUCHO cuidado cuando se entra ya que hay bastante altura y varios socavones. Nosotros, con un coche alto, le fue de muy poco de rozar los bajos. ¡¡Avisado queda!! Y emprendemos la bajada con ganas siguiendo las marcas blancas y rojas del sendero GR-7 dirección Arbolí. Encontraremos dos desvíos, cogiendo siempre el de la izquierda.
Un kilómetro después llegamos a la parte en que podemos cruzar el río, con realmente muy poca agua en esa zona, pero formando un curioso escalonado en su cauce. Pasamos al otro lado saltando de piedra en piedra y cogemos el sendero que se adentra en una zona de bosque cerrado que nos llevará hasta las pozas. Por el camino y la época que es, encontramos ya curiosos ejemplares de setas.
Y pocos minutos más tarde, siempre en bajada, llegamos a la mayor poza de todas, el Gorg, aunque realmente hay varias pequeñas pozas en esta misma zona pero supusimos que todas formaban parte de un mismo conjunto.
Aquí es donde se queda la mayoría de la gente porque muchos desconocen que, justo al lado del Gorg, aunque hay que reconocer que un poco escondido, se encuentra el Gorguet, una poza mucho más pequeña que la primera pero para nosotros más bonita y que además es la que da continuidad al sendero para llegar a la parte más baja.
Cuando crucemos al otro lado veremos dos postes señalizadores y un estrecho camino que parece perderse entre la vegetación y la maleza. Os dejamos un par de pistas para saber que vais bien: una enorme roca cubierta de musgo (se ve perfectamente) y otra plana en su parte superior que os la encontraréis en mitad del camino. Os recordamos dosificar las fuerzas ya que después será todo subida. Y llevad el agua de casa ya que no hay fuentes y el agua del río no es potable.
Y así llegamos a las últimas pozas, que casi nos da reparo llamarlas así ya que el río llevaba tan poca agua que prácticamente no llegaba a formar ninguna. Pero ¡qué se le va a hacer! No es algo que podamos elegir. Ojalá lloviera más y los ríos estuviesen llenos de agua; sería bueno para todos pero por desgracia influimos en el clima pero no lo dominamos.
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