"EL VIAJERO QUE REGRESA NUNCA ES LA MISMA PERSONA QUE ERA ANTES DE IRSE"

10 de enero de 2020

Cuando buscando un lugar descubres otro

Salimos de casa con la intención de acercanos a Arbeca, en la comarca de las Garrigues y visitar un enclave íbero muy cerca de allí del que en otra entrada os hablaremos y lo bueno es que buscando su situación, encontramos esta antiquísima ermita de pura casualidad.


Al ver el cartel a mano izquierda a pie de la estrecha carretera local que une Mollerussa y Arbeca creímos que era el desvío hacía nuestro destino pero a los pocos metros se terminaba la calzada y nos dimos cuenta de nuestro error.


Dejamos el coche en una generosa explanada a los pies de unas escaleras de piedra que nos invitaban a subir especulando con qué nos encontraríamos al llegar arriba.
Y ello es una gran zona de pic-nic, con mesas y bancos de piedra y una hilera de barbacoas destinadas imaginamos a reunir a la gente de poblaciones cercanas en fiestas patronales y demás.


Justo a la derecha de todo ello se alza la ermita de Sant Miquel de les Borgetes, que da nombre al lugar. Es una iglesia de una sola nave y estilo gótico, aunque por lo austero de su construcción y la estrechez de su única ventana, más bien nos recuerda al románico. Una única puerta también, con un arco de piedra por encima de ella.


Pudimos averiguar que esta ermita del S.XIV antiguamente pertenecía a una pequeña aldea llamada Borgetes de Salema, la cual dependía de la en su día Baronía de Arbeca, hasta que a finales del S.XV quedo abandonado.
En la actualidad, desde 1988 aprox.se están realizando pequeñas reparaciones y obras de restauración y mantenimiento para adecuarla un poco y hacerla al menos visitable sin peligro.

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