Río arriba desde Mon Sant Benet

La verdad es que, con el renombre que goza todo el complejo de Mon Sant Benet, no es un lugar masificado en exceso. Y no será por cantidad y variedad de oferta: un monasterio, un hotel, un restaurante, un río, además de una fundación y un centro de Esade.

Pero ni así, las diversas ocasiones que lo hemos visitado hemos tenido problemas ni para aparcar, ni de acceso o ni siquiera aquella sensación de "turisteo" que tan poco nos gusta.

Quizás el monasterio es lo más visitado, porque realmente lo merece, pero el restaurante no le va a la zaga y pocas mesas veremos libres.

Aunque si por algo se distingue este lugar es por la calma que en general se respira por todas partes. Y si recorremos el sendero que bordea el río Llobregat, recién acondicionado, eso ya es lo más de lo más. Está completamente cubierto por grandes árboles que impiden casi en su totalidad que penetre la luz del sol con lo cual la temperatura en verano es más que agradable.

Si caminamos en silencio y nos dedicamos a escuchar con atención, disfrutaremos con el cantar de una gran variedad de pájaros que moran en dichos árboles. Incluso alguna pequeña ardilla o algún animalito parecido nos encandiló en una de nuestras visitas.

Además de un entorno tan idílico como éste, tenemos la ventaja que este mismo camino nos conduce hasta donde se encuentran unas "tines", construcciones de piedra seca enmedio de viñedos donde se guardaba la uva recién recogida. Sólo tenemos que acercarnos hasta la antigua sala de máquinas desde donde podremos contemplar una gran cascada y desde donde nace el canal de la Mina.
De allí seguiremos hasta alcanzar un puente que nos llevará al otro lado del río y la opción de subir a las "7 tinas" y alguna que otra construcción de este tipo.
Conocida ya la zona de otras visitas, decidimos ir de picnic al lado del río, donde el agua bajaba abundante y algo brava. Os dejamos un vídeo cortito.