"EL VIAJERO QUE REGRESA NUNCA ES LA MISMA PERSONA QUE ERA ANTES DE IRSE"

27 de marzo de 2019

Templo budista en Huesca: meditación.....y algo más


Menos mal que el retiro se hace en un edificio a un par de kilómetros de la zona más visible del templo porque si no saldría todo el mundo peor de lo que habría entrado. ¿Por qué decimos ésto? Muy sencillo; las personas han olvidado la educación, el respeto y todo lo que se le parezca. Asisten en manada (mala palabra últimamente) allá donde les place y "arrasan" figuradamente por donde pasan con sus voces, risotadas y selfies. Esto se podría pasar por alto (¡qué remedio!) en un paseo marítimo pero no en un lugar de culto. Así nos va.


Disculpad la cabreo-introducción pero es que a pesar de estar desgraciadamente acostumbrados a sufrir todo ésto, aun hoy no deja de sorprendernos y molestarnos. Pero vayamos con lo que nos ocupa. ¿Un templo budista en Panillo, en la provincia de Huesca? Pues increíble pero cierto.
Para llegar a él, desde la A-2, tomamos la nueva A-14 dirección Vielha hasta el desvío de Graus; pasamos dicha localidad y a pocos kilómetros encontramos otra señal hacia Panillo. Dejamos el pueblo a mano derecha y poco después llegamos a nuestro destino: Dag Shang Kagyu.


No os preocupéis ya que hay buenos espacios para dejar el coche; no hagáis como muchos que lo dejan al lado de la carretera, justo donde pone "Prohibido aparcar, zona de giro", pues ahí 😒.
Desde el primer párking unas escaleras de piedra nos llevan hasta la plaza principal del lugar pero os recomendamos desandar el camino y acceder por la entrada principal, rodeados de mantras y cruzando por debajo de un precioso arco.


Ahora sí en la plaza, desde allí tenemos acceso a todos los elementos que conforman el conjunto del templo. A mano derecha encontramos el Molino de Plegaria, un inmenso rodillo de oración de incesante campaneo que giramos en sentido horario y era como recitar todos los mantras que contiene.


Está situado al lado de unas escaleras que nos llevan a la estupa principal de oración, en la parte superior, custodiadas éstas por dos imágenes de simbología como no budista.


Llegados arriba al pequeño templete y previo paso de quitarse el calzado, podremos acceder a su interior, dejarnos impregnar por un ambiente muy muy especial y !claro que sí¡ disfrutar con su recargada y colorida decoración.
Al entrar o al salir no os olvidéis de hacer girar los molinillos de oración, siempre en sentido horario y cogiéndolos por su base de madera.


De vuelta a la plaza, pasamos al lado de una pequeña tienda de souvenirs de todo tipo y justo enfrente se encuentra el templo principal donde se imparten los cursos y realizan las sesiones de meditación. Esta es la sala más bonita y más profusamente decorada de todas, incluido lo que sería el "altar", una suerte de vitrinas repletas de figuras budistas. Pero si os dormís, os la perderéis ya que cuando están los asistentes en su interior permanece cerrada y solo se abre unos minutos para que éstos puedan salir y tuvimos la suerte de poder pasar mientras se recogían taburetes, cojines y demás enseres, con el cuidado y respeto de no tocar nada de lo que allí se encontraba.


Aunque estuvimos no más de 15 minutos en el interior fue tiempo suficiente para sacar un buen puñado de fotos lo cual, aunque no pone que esté prohibido, nos daba cierto reparo. Era como si estuviéramos "violando" la intimidad de un lugar sagrado y especial.
De nuevo en el exterior, nos dimos cuenta que nos quedaba por ver una enorme reproducción de un Buda tumbado, que estuvimos buscando sin éxito y resulta que está justo a la entrada del complejo, a mano izquierda en la carretera.


Uno llega tan absorto contemplando el arco de la entrada y los techos dorados que se atisban a nuestra derecha que se pasa por alto completamente esta gran y colorida estatua, protegida por grandes bloques de piedra con mantras escritos en ellos.


Un lugar realmente especial a la par que muy bonito para ser visitado y admirar así construcciones poco habituales por nuestros lares. Si sois viajeros y no simples turistas, os lo recomendamos 100%.
Si queréis rematar vuestra escapada, podéis visitar el pequeño pueblo de Panillo, donde tenemos incluso un restaurante con unas vistas y una brasa impagables.


Si después de un día tan completo aun os quedan fuerzas, tenéis una última parada que hacer antes de emprender viaje de vuelta: la cercana población de Graus. Casas señoriales especialmente en su casco antiguo y Plaza Mayor nos hacen levantar la vista un buen rato.


Y si hablamos de arriba, nada más arriba que la Basílica de la Virgen de la Peña y su mirador, al cual ya no nos vimos con ánimos de subir. En el interior del conjunto de la iglesia se puede visitar también, aunque en horarios algo reducidos, el Museo de Iconos.


Y era obvio que no hay canción más adecuada que la que os dejamos de Mecano. ¡Que la disfrutéis!

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