La impresionante abadía que visitamos hace unos días fue construida en el S.XII por Ramon Berenguer IV, rey de Aragón. A consecuencia de las guerras civiles que se vivieron en la época, el monasterio fue perdiendo su esplendor hasta que en 1822 los monjes fueron expulsados por los liberales y las propiedades puestas a la venta, dejándolo abandonado y expuesto a múltiples saqueos.
En 1825 algunos monjes intentaron restaurarlo pero como la lucha civil seguía, decidieron sacar de allí todo lo que aun quedase de valor y conservarlo en casas particulares. En 1930 finalmente se creó el Patronato de Poblet, que pudo afincar en el monasterio cisterciense, cuatro monjes como residencia fija. No fue hasta 1991 que la UNESCO reconoció finalmente la grandiosidad de Poblet y lo declaró Patrimonio de la Humanidad, no siendo ni así de las atracciones más visitadas de nuestro país. El monasterio cuenta con una inmensa plaza desde la que se accede al interior a través de la gran Puerta Real, custodiada ésta por una muralla con dos torres de marcado aire militar a ambos lados.
En 1825 algunos monjes intentaron restaurarlo pero como la lucha civil seguía, decidieron sacar de allí todo lo que aun quedase de valor y conservarlo en casas particulares. En 1930 finalmente se creó el Patronato de Poblet, que pudo afincar en el monasterio cisterciense, cuatro monjes como residencia fija. No fue hasta 1991 que la UNESCO reconoció finalmente la grandiosidad de Poblet y lo declaró Patrimonio de la Humanidad, no siendo ni así de las atracciones más visitadas de nuestro país. El monasterio cuenta con una inmensa plaza desde la que se accede al interior a través de la gran Puerta Real, custodiada ésta por una muralla con dos torres de marcado aire militar a ambos lados.
El interior de la nave principal y en especial el altar mayor impresionan por la severa majestuosidad y la rotundidad de su arquitectura.
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