"EL VIAJERO QUE REGRESA NUNCA ES LA MISMA PERSONA QUE ERA ANTES DE IRSE"

11 de marzo de 2017

Montfalcó murallat, intramuros


Cuando nos dicen "amurallado", en este caso un pueblo, piensas en una parte de éste que aun presenta restos de muralla en pie, resistiendo al paso inapelable de los años. Pero no es ni mucho menos el caso de Montfalcó, pequeñísimo pueblo de Lleida de no más de 15 casas y no todas habitadas, el cual se encuentra literalmente protegido por un grueso muro de piedra. Es más, sólo se puede acceder al interior del pueblo por el arco que veis en la foto de debajo.


Cuando atravesamos el sombrío pasaje, éste nos conduce a una pequeña plaza, completamente de piedra, con casas particulares a los lados (algunas de ellas en venta)


y también a lo que en su día fue y creemos aun sigue siendo una cisterna comunal para todos los habitantes del pueblo. Como podéis observar, la piedra está presente en todas las construcciones, tanto en horizontal como en vertical, para construir o para recubrir.....


Justo bajo los arcos de la plaza encontramos un precioso y rústico restaurante que nos sorprendió por su buen hacer y amabilidad. Muy recomendable si visitáis el pueblo, aprovechar para comer allí. Comida típica catalana a precios relativamente asequibles.
Desde su puerta apreciamos los arcos en piedra que jalonan uno de los laterales de la plaza. Incluso el suelo presenta grandes piezas del mismo material.


En el otro extremo de la plaza (y nos referimos tanto a ella porque si la bordeamos por detrás, encontramos las casas a su alrededor hasta volver al punto de salida) encontramos un par de construcciones directamente en el suelo que por su tipología dedujimos que podía tratarse también de antiguas cisternas o depósitos de aceite o similar.


Paseando por detrás de, como no, la plaza, llegamos al antiguo horno comunitario, en el cual podemos observar dos grandes bloques de piedra con unos rebajes en su parte central que uno se imagina se hayan podido causar a base de tanto amasar (suponemos que exageramos). Lo que es seguro es que un tercer bloque que vimos justo al lado, completamente limado y brillante, servía para sentarse a los que esperaban mientras se cocía el pan.


Salimos del pueblo y lo recorremos por su parte exterior por el Camino de Ronda para apreciar la muralla en toda su magnitud, ya que sólo la veremos desde fuera. Nos detenemos en la antigua torre de defensa, ahora habilitada como campanario de la iglesia, con un curioso abultamiento en su parte inferior.


En su punto más alto, el muro llega a alcanzar los 8 metros de altura además de 1 metro aprox.de grosor. Todo ello es lo que hizo de Montfalcó un recinto completamente inexpugnable.
Cuenta la leyenda que en una de las diversas batallas disputadas en la Edad Media, un bando quiso atacar el pueblo. Sus habitantes, ante el asedio, se refugiaron en el interior de las murallas y los atacantes no pudieron vencerles de ningún modo, lo que causó muchas bajas en sus filas.
Ante esta situación, el jefe atacante decidió bloquear todo acceso a Montfalcó y, como pasados unos cuantos días, la situación no varió, empezaron con la guerra psicológica, lanzando mensajes atados a panes para que los sitiados se rebelasen contra sus jefes como hizo el Cid en Valencia.
La sorpresa vino cuando los del interior de la muralla les devolvieron mensajes similares.....¡atados a pescado fresco! Con lo cual la estratagema se les volvió en su contra y los que se desmoralizaron fueron los atacantes hasta cejar en su asedio y abandonar la batalla.


Y es que dice la leyenda de la existencia de un pasadizo que va desde Montfalcó hasta la vecina población de Les Oluges, a la derecha de la foto, a través del cual se fueron trayendo los víveres durante el tiempo que duró el sitio.


Y como de batallas acabamos hablando, pues os dejamos con "War" del gran Bruce Springsteen.


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