"EL VIAJERO QUE REGRESA NUNCA ES LA MISMA PERSONA QUE ERA ANTES DE IRSE"

14 de diciembre de 2016

Las Grutas de Cristal

Recorriendo en esta ocasión Aragón, concretamente Teruel, nos escapamos a visitar unas espectaculares cuevas en la pequeña población de Molinos. Para daros un punto de referencia, desde Zaragoza tomamos dirección Teruel/Alcañiz hasta Alcorisa, Berge y unos kilómetros después llegaremos a nuestro destino.


No confiéis encontrar grandes indicadores de las grutas; es más, si os descuidáis pasareis de largo la pequeña señal que, para liarnos un poco más, nos llevó directamente al centro del pueblo a través de callejas estrechísimas. Conseguimos salir de ese laberinto gracias a un lugareño que nos llevó hasta las afueras por una carreterita que es la que asciende hasta el parking del lugar.
Estamos seguros que debe haber algún acceso más directo sin tener que cruzar todo el pueblo pero no acertamos a encontrarlo.
En el propio parking, bastante amplio, encontramos una cafetería con una pequeña tienda que es donde se compran las entradas sábados y domingos ya que entre semana hay que hacerlo en el Ayuntamiento. En la web www.grutasdecristal.com tenéis más detalle de todo ello.


Allí esperamos lo que pensábamos sería un pequeño grupo para subir hasta la entrada a las grutas pero nos dio la sensación, acertada, de que se quisieron ahorrar un turno fusionando dos grupos, lo cual en un lugar tan angosto y sobre todo delicado, no era muy recomendable.
Al estilo de otras cuevas parecidas se tendrían que reservar las horas de visita previamente y entrar un máximo de 10/12 personas, mejor aun si fuera con casco. No esperéis nada de todo eso.


En nuestro grupo entramos no menos de 40 personas, algo inviable a todas luces. Pero a pesar de todos estos digamos impedimentos y un guía desganado, el simple hecho de entrar en las grutas nos hace olvidar todo lo negativo. Nos sumergimos en un submundo maravilloso e increíble, en el cual apetece quedarse sin límite de tiempo, algo por desgracia imposible.


Recorremos túneles y pasadizos, tomando a escondidas las fotos que os adjuntamos ya que, incomprensiblemente, no se pueden usar cámaras ni móviles a tal fin, aunque sea sin flash.
Finalmente llegamos a un primer espacio más amplio, la llamada Gruta de Cristal. En ella se da una breve explicación sobre las formaciones que allí encontramos y el "dicharachero" guía conecta un sistema de audio y luces que completan ésta.
Antes de abandonar esta impresionante primera sala nos advierten que hay que tener cuidado con el descenso hacia la segunda ya que el paso y la escalera de caracol son bastante estrechos. El que lo desee puede salir directamente de nuevo al exterior. Desandamos la mitad del camino aprox.y tomamos otro pasillo a nuestra derecha.


Si las formaciones de la sala superior ya nos dejaron boquiabiertos, las de la inferior o Sala Marina no se quedan en absoluto atrás. El nombre de "marina" viene justamente porque esta parte de la gruta estuvo inundada de agua durante muchísimos años, lo que provocó que las formaciones que en ella encontramos sean claramente distintas de las del nivel superior. Hay partes que parecen auténticas cascadas y otras que parecen arrecifes de coral del fondo de cualquier océano. Pero no, todas ellas son pura roca.


Fijaros en estas estalactitas y estalagmitas, consideradas las más espectaculares (o casi) de toda la Gruta de Cristal. La de la izquierda ha ido creciendo en el suelo por goteo, formando un curioso "tubo" ascendente y la de la derecha, la más larga y que parece una auténtica aguja, en el centro de la imagen, se ha formado a un ritmo de 1cm.cada 100 años. Mide casi 2 metros. Sacad cuentas.


Con la misma entrada tenemos derecho también a un recorrido guiado por varios puntos del pueblo de Molinos: su iglesia, la cual fue destruida durante la guerra por un incendio, un pequeño museo en los Lavaderos, etc... El mismo guía de las grutas nos informó de todo ello.


Justo al lado de la iglesia encontramos el edificio del Ayuntamiento, en el que destaca una cornisa de madera, reconstruida por una Escuela de Artes y Oficios, el artesanado de la cual es sencillamente espectacular.


Y tratándose de grutas que quedan en silencio cuando desaparece el ser humano, qué mejor que esta versión del "Enjoy the silence" de Depeche Mode pero cantada por nuestro nuevo grupo favorito LACUNA COIL. A disfrutar del silencio.

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