"EL VIAJERO QUE REGRESA NUNCA ES LA MISMA PERSONA QUE ERA ANTES DE IRSE"

27 de febrero de 2019

Las recónditas gorgas de San Julián

De nuevo en ruta, esta vez nos encontramos en la provincia de Huesca, una de nuestras preferidas por la multitud de recónditos lugares que oculta para visitar y descubrir. Más concretamente llegamos hasta el pueblo de Nueno, desde el que se accede por la Autovía Mudéjar A-23, para realizar una ruta de semi-montaña hasta las llamadas Gorgas de San Julián y su ermita cercana del mismo nombre, un paraje singular escondido entre altísimos farallones de roca excavada durante miles de años por el paso del río.


El punto de partida, si uno va prevenido, no es complicado de encontrar pero si fuese a base de preguntar ya no lo vemos tan claro. Cuando dejamos la autovía no tenemos que entrar en Nueno si no seguir por un vial lateral hasta llegar al Club de Golf de Guara; cuando nos topemos de frente con la entrada a dicho recinto, tomaremos un camino semi-asfaltado que bordea el campo de golf hasta pasar toda la urbanización y tenemos que aparcar más o menos cuando veamos la piscina y las pistas de tenis.
Una vez ya preparados, tomamos el camino de la izquierda y a los pocos metros veremos un indicador de madera que reza "Ermita de San Julián-Las Gorgas". Vamos bien. Tenemos aprox.1 hora de camino por delante.
El primer tramo es bastante despejado y llano, ésto último en realidad como la mayor parte de la ruta excepto puntos muy concretos pero que se salvan perfectamente, incluso yendo con niños pequeños.


Lo que ya cambia al poco de nuestra salida es el entorno, que empieza a cerrarse y el sendero se convierte en un estrecho paso entre arbustos y zarzas de bajo-bosque que, os recomendamos desde aquí que, sea la época que sea, no se os ocurra ir en pantalón corto porque acabaréis con las piernas hechas una pena.


Pasada la media hora llegamos a un indicador que nos lleva a seguir hacia las gorgas o nos desvía unos 100 metros hasta la ermita. Os recomendamos seguir el camino inicial y desviaros a la vuelta; nosotros así lo hicimos y después de ver la impresionante formación rocosa, visitamos la ermita aprovechando para comer allí. Unas vistas fantásticas y un magnífico entorno, con multitud de rapaces sobrevolando nuestras cabezas nos acompañaron durante nuestra comida.


La entrada a las gorgas cualquiera diría que es una cueva pero si miramos hacia arriba atisbamos una pequeña separación entre las dos paredes de roca que la conforman. Se nos hace imposible imaginar los miles de años que han hecho falta para que se produzca un fenómeno semejante.
Justo al principio se encuentra situado un curioso Belén totalmente blanco sobre unas piedras también blancas, donde el día de Navidad se realiza una Misa.


Al fondo de la cavidad encontramos una segunda, separadas por un poco de agua fácilmente salvable y que es una pequeña poza creemos no muy profunda. Con el equipamiento adecuado se puede acceder sin problemas ya que se aprecia luz al final a través de una pequeña oquedad en la roca, la cual quisimos imaginar que daba principio al llamado Barranco de San Julián.


Una vez hechas las fotos de rigor sin prisa alguna, emprendimos de nuevo la marcha desandando el mismo camino hasta llegar al desvío citado anteriormente que nos llevará a la ermita. Son sólo 100 metros pero de bastante más pendiente que el tramo principal; aun así se llega arriba sin problemas.
Es una construcción rupestre enclavada en la propia roca que desde fuera no parece más pero la sorpresa se la lleva uno cuando entra. Varias estalactitas y estalagmitas se han formado en sus paredes dando al lugar un aspecto realmente inesperado.


Incluso podemos disponer de bancos metálicos que se guardan en el interior para comer tranquilamente o descansar fuera en el pequeño claro delante de la ermita. Imaginamos que el lugar pertenece al Ayto.de Nueno y dicho Consistorio cedió en su día dicho equipamiento.
En resumen, una ruta realmente sencilla con un resultado más que recomendable.

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