Si algo distingue las comarcas de Lleida y especialmente el Pla d'Urgell es que, años atrás, se podían pasar semanas sin ver el sol por culpa de espesos bancos de niebla que se instalaban en la zona.
Actualmente, quizás en parte por el cambio climático, ese fenómeno no es tan acusado pero aun así hay alguna semana especialmente gris.
Pero como un rasgo diferencial de esta tierra es su espíritu emprendedor, de todo sacan la parte positiva y salen a la luz empresas como Boira Experience (WEB), la cual se dedica a organizar rutas por las tierras leridanas, hasta el momento una en invierno a través, como no, de caminos cubiertos de niebla (boira) y ésta en verano como novedad, que nos llevó a contemplar la puesta de sol desde un mirador casi desconocido y privilegiado.
Previa inscripción gratuita en su web, llegamos al punto de encuentro a las 6 de la tarde, que era la Escuela de vuelo La Serra, en Mollerussa.
Después de esperar a los menos puntuales, aunque se podía llegar por libre sin problemas ya que se había señalizado el recorrido perfectamente, empezamos la ruta, unos 2 kms.hasta el punto secreto desde donde contemplar la caída del astro rey.
Una vez allí pudimos reponer fuerzas gracias a la repostería que se servía en una pequeña carpa instalada en el improvisado campamento. Unas balas de paja en el suelo hacían las veces de butacas en primera fila para gozar de la calma de algo tan natural como ver ponerse el sol y que contadas, contadísimas veces en nuestra vida habremos hecho.
Y desde luego conseguimos alguna foto en la que realmente parecía "caer" el sol.
Y desde luego conseguimos alguna foto en la que realmente parecía "caer" el sol.
Para amenizar un poco la espera, un aficionado local estuvo tocando al acordeón diversas piezas musicales, lo cual nos hizo olvidar un poco el frío...sí sí, frío que hacía en pleno verano, en gran parte causado por el fuerte viento.
Y como una puesta de sol es mejor verla que contarla, os dejamos una secuencia de imágenes que fuimos tomando cada cierto tiempo hasta que el cielo se tiñó de naranja. La mejor canción para escuchar mientras leéis esta entrada no podía ser otra que Lobo Hombre en París, de La Unión.
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