Decía el eslogan que "Teruel existe". ¡Y vaya si existe! Aunque no tenga relación directa, no deja de sorprender que en la capital de provincia menos poblada de España se pueda encontrar una concentración arquitectónica de tal calibre, en todos los sentidos.
Desde la conocidísima y pequeña, aunque pesada (54kgs), reproducción del "torico" en el centro de la plaza del mismo nombre, hasta el mudéjar que inunda la ciudad, pasando por destellos de modernismo en muchas fachadas de elegantes edificios.
Pero vayamos por partes. Después de acomodarnos en el dúplex que alquilamos a través de Airbnb, bajamos hasta el centro neurálgico de Teruel que es la Plaza Mayor o del Torico, como la llaman los turolenses popularmente. Allí mismo podemos coger un pequeño tren que recorre los lugares más emblemáticos de la ciudad durante unos 45 minutos por 3,50€. Nos subimos a él para hacernos una idea global de qué era imprescindible ver y desde luego conseguimos nuestro objetivo.
Nada más bajarnos, nos fuimos derechos a disfrutar aun con luz de la magnífica Escalinata, construida a principios de los años 20 por José Torán para salvar el desnivel existente entre la antigua estación Central y el casco viejo.
Es obvio que en su construcción se emplearon elementos tan unidos a la ciudad como la arquitectura mudéjar o el modernismo, en especial del primero, con detalles que lo delatan como el ladrillo cocido o la abundante cerámica especialmente en verde y blanco. También encontramos rasgos del segundo en la forja que conforma las farolas que iluminan toda la escalinata.
En la parte más alta de ella tenemos un espléndido relieve que representa la escena de los famosos Amantes de Teruel. El detallado de las figuras, su realzado...todo es realmente fascinante.
Como todo queda realmente cerca, nos dirigimos a visitar la Torre de San Salvador antes que cerraran. Solo por la vista desde la calle ya vale la pena el acercarse pero ya puestos, pagamos una pequeña entrada y subimos hasta lo más alto de su campanario a través de un pasadizo que va bordeando la torre hasta su parte superior.
No fue hasta que bajamos que nos dimos cuenta de lo curioso que era el pasillo de la torre, con sus techos en V invertida a base de ladrillo cada ciertos metros, dando una forma triangular a éste. Con esta visita dábamos por finalizado el sábado.
Ya el domingo a las 10, después de desayunar en la tan repetida plaza, teníamos hora para visitar el conjunto monumental de los Amantes de Teruel, al cual podemos acceder adquiriendo una entrada en pack para visitar cinco recintos distintos por el creemos módico precio de 9€ (adultos).
Laura, nuestra guía, era un auténtico encanto de persona, con explicaciones claras y concisas adornadas con buenas dosis de humor que hizo las delicias del grupo.
Lo primero que nos mostró fue la impresionante Iglesia de San Pedro y su Claustro, construida en el S.XIV, con una única nave central y varias capillas a sus lados. Los arcos cruzados que sustentan las cúpulas del techo y su infinita decoración, rememorando las tres religiones que vivió el templo (cristiana, musulmana y judía), nos dejaron totalmente boquiabiertos.
Inmenso también en todos los sentidos, literal y figuradamente, es el altar mayor situado en el ábside poligonal de siete lados. Es uno de los pocos que, después de su minuciosa talla, no fue policromado. Recordemos que en la antigüedad el pueblo llano no sabía leer ni escribir y la mejor forma de hacerles comprender las cosas era mediante coloridos dibujos que llamasen su atención.
Aun algo embobados, cruzamos el claustro y salimos a los jardines de la iglesia, recientemente remozados. Desde allí podemos apreciar perfectamente las torretas que coronan el ábside.
Una moderna reproducción en acero de los amantes, abrazados como si fueran una sola persona, nos da la bienvenida y nos invita a continuar nuestra visita.
Retrocedemos ligeramente para acceder por una pequeña puertecilla al ándito, un corredor exterior cubierto que recorre la parte superior de las capillas laterales y el ábside y desde donde se puede ver en exclusiva la magnífica vidriera que queda casi oculta en la parte superior del retablo del altar mayor, ya que desde la nave es casi imposible de apreciar.
De vuelta al interior de la iglesia, nos detenemos en una de las capillas laterales en concreto, donde la guía nos explica que fue allí donde se encontraron las momias de los supuestos amantes de Teruel. Según la prueba del carbono14 habría unos cuantos años de desfase entre dicho resultado y la época en que las historias sitúan a ambos personajes.
Pero en este caso pesa más la creencia popular que no la parte más científica con lo cual si nos dicen que en ese mausoleo están enterrados Juan Diego Martínez e Isabel Segura, nosotros nos lo creemos a pies juntillas. Podéis leer la historia con más detalle aquí.
Muy cerca de allí, casi al principio de una de las calles que nacen en la plaza del Torico, podemos visitar los Aljibes medievales, en un subterráneo a tal efecto, donde antaño se recogía el agua de lluvia para abastecer la ciudad. Aun hoy, las filtraciones son realmente importantes.
Bajo un grueso suelo de cristal por el que transitamos, podemos observar una serie de ánforas y vasijas rotas, dispuestas a modo de exposición. Desconocemos si se encontraron realmente allí o son simples copias para ambientar el lugar.
En una de las salas se proyecta un vídeo explicativo del lugar y su uso cientos de años atrás.
Al salir de nuevo a la superficie encaramos una de las calles a nuestra derecha hasta llegar a la plaza de la Catedral. Además de contar con la enésima torre de estilo mudéjar de la ciudad, ésta situada en un lateral, lo más destacado de dicho edificio, sin ninguna duda, lo encontramos en su interior.
Y es, como no, el revestimiento mudéjar del techo de la nave, de 32 mts.de largo, absolutamente todo en madera y decorado con motivos religiosos, geométricos, etc... Es como mirar un libro donde aparecen todo tipo de personajes y escenas: de caza, de la Pasión, de guerra... así como escudos, instrumentos, etc... Es como si se hubiese querido plasmar en esa techumbre todo el saber de la época.
Tanto la torre como el techo están declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1986.
Y para finalizar nuestra escapada por Teruel ya solo nos quedaba por visitar la Torre de San Martín. Actualmente está cerrada al público pero se comenta que durante este 2017 será de nuevo visitable.
Tiene un gran parecido con la torre del Salvador aunque la primera la encontramos en el lateral de una plaza y se diferencia porque presenta unos refuerzos en su base, colocados seguramente para evitar derrumbes a causa de la humedad.
Y nada mejor que una canción de amor, aunque algo especial, para homenajear a los protagonistas de nuestra escapada: los Amantes de Teruel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario