Las heridas que dejó la Guerra Civil en
muchos pueblos y ciudades se hacen especialmente evidentes en enclaves tan
singulares como Belchite, en la provincia de Zaragoza. Tan evidentes eran en su
momento que el pueblo fue abandonado por sus habitantes debido a los graves daños
que sufrieron sus casas y trasladándose a poca distancia para reconstruir de
nuevo el pueblo.
Debido a este cambio de ubicación, las ruinas
de la parte antigua, totalmente castigadas por los bombardeos, pasaron a
llamarse Pueblo Viejo de Belchite.
Un octogenario (por lo menos!!!) habitante de la localidad nos contó el
día que estuvimos que realmente allí, entre muertos por la propia guerra y
fusilamientos posteriores en ambos bandos, nadie podía decir a ciencia cierta
cuantas víctimas hubo en esa época, a pesar de lo que se ha llegado a escribir
en diversos libros.
Esta pared que se aprecia en la foto parecía propicia para tan horrible final de algún combatiente.
En el caso de dicha zona, la ofensiva republicana contra los nacionales se fraguó entre finales de Agosto y primeros de Septiembre de 1937 y se estima que en unas dos semanas pudieron morir del orden de 5000 personas.
Esta pared que se aprecia en la foto parecía propicia para tan horrible final de algún combatiente.
En el caso de dicha zona, la ofensiva republicana contra los nacionales se fraguó entre finales de Agosto y primeros de Septiembre de 1937 y se estima que en unas dos semanas pudieron morir del orden de 5000 personas.
Recuerdo que la primera vez que visité Belchite,
hará unos 30 años, me impresionó de forma abrumadora pero creo que fue más por
mi corta edad que no por las ruinas en sí. Realmente no me hice nunca capaz de
lo que allí había pasado. Y eso que en aquella época se podía pasear libremente
entre sus fantasmales calles, a diferencia de hoy día en que todo el recinto
del viejo pueblo está completamente vallado y solo se puede acceder al interior
mediante visitas concertadas con guía llamando al teléfono que figura en la
placa de la puerta de acceso.
Dichas visitas son a las 12, a las 4 y a
las 6 de la tarde, al menos en la epoca que lo visitamos nosotros y tienen una duración aproximada de 1 hora. Lástima que realmente
solo íbamos de paso y no nos daba tiempo de acceder al interior.
Aun así y rodeando todo el perímetro,
pudimos sacar algunas bonitas fotos en las que se pueden apreciar los daños
sufridos por las calles, casas y monumentos del viejo Belchite, como la que fue
en su día la iglesia de San Martín de Tours, cuyo campanario presenta grandes boquetes
causados por las bombas.
Al no acceder a lo que es el pueblo viejo
en sí mismo no queremos aventurarnos a detallar
el estado en que se encuentra, pero si nos basamos en las fotos que acompañan a
este post y el hecho de que la entrada esté prohibida al público en general para
evitar derrumbes, nos podremos hacer una ligera idea del nivel de degradación
de sus construcciones.
La pregunta que todos
nos hicimos fue la misma: ¿cúanta munición, fragmentos de bomba y metralla
diversa tiene que haber aun actualmente en un lugar así? Quisimos pensar que en
su momento se debió realizar una suerte de "limpieza" de la zona pero a pesar
de eso estamos seguros que aun hay muchos pedazos de sangrienta historia
escondidos en las calles del viejo Belchite. En una próxima escapada no perderemos la oportunidad de adentrarnos en sus fantasmales calles.
muy bueno el articulo
ResponderEliminarGracias a ti por su lectura. Un saludo.
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